jueves, 21 de junio de 2007

Blanco luce a la luz del día

No esperabas la llegada

De la memoria

Triunfando entre los sacos

De cemento, de arena

Desperdigados

Como si nunca jamás

Hubiesen de ser utilizados.

No creíste en la vuelta, apenas los giros

Eran fragmentos de la memoria

Que no debían ocurrir.

Te dejabas Llevar

A través de las sensaciones tan placenteras

Que proporciona huir con todas las fuerzas.

Sí, apostarlo todo en cada instante

Solo

Porque no se desea llevar nada

De un instante a otro.

Pero tu carrera tiene un fin

Cuando pierdes el aliento

Cuando pierdes el sentido

Y las noches se vuelven tan opresivas

Como el día, como si cualquier hoja

Mecida por el viento

Llegase hasta tu piel

Y pudiese hacerte llorar

Para después apartarla de un manotazo.

Has echado tierra sobre tierra

Y, cansado, sudoroso,

Pisas una y otra vez, como si jamás

Hubieses de volver a ver aquello

Que enterraste.

Te miras al espejo de la mañana

Y no entiendes la tristeza

Que emana de tus ojos

Porqué, te preguntas, estoy triste

Si corro más que nunca,

Si vuelo, si atravieso

Las viejas capas del tiempo

Como jamás soñé hacerlo

Pero, tienes la tierra en tus bolsillos

Y los recuerdos

Pesan como piedras,

Como lamentos secos

Que jamás hubiesen de ser llorados.

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