jueves, 21 de junio de 2007

Blanco luce a la luz del día

No esperabas la llegada

De la memoria

Triunfando entre los sacos

De cemento, de arena

Desperdigados

Como si nunca jamás

Hubiesen de ser utilizados.

No creíste en la vuelta, apenas los giros

Eran fragmentos de la memoria

Que no debían ocurrir.

Te dejabas Llevar

A través de las sensaciones tan placenteras

Que proporciona huir con todas las fuerzas.

Sí, apostarlo todo en cada instante

Solo

Porque no se desea llevar nada

De un instante a otro.

Pero tu carrera tiene un fin

Cuando pierdes el aliento

Cuando pierdes el sentido

Y las noches se vuelven tan opresivas

Como el día, como si cualquier hoja

Mecida por el viento

Llegase hasta tu piel

Y pudiese hacerte llorar

Para después apartarla de un manotazo.

Has echado tierra sobre tierra

Y, cansado, sudoroso,

Pisas una y otra vez, como si jamás

Hubieses de volver a ver aquello

Que enterraste.

Te miras al espejo de la mañana

Y no entiendes la tristeza

Que emana de tus ojos

Porqué, te preguntas, estoy triste

Si corro más que nunca,

Si vuelo, si atravieso

Las viejas capas del tiempo

Como jamás soñé hacerlo

Pero, tienes la tierra en tus bolsillos

Y los recuerdos

Pesan como piedras,

Como lamentos secos

Que jamás hubiesen de ser llorados.

jueves, 14 de junio de 2007

Despierto, tumbado aún

Aferrándome al sueño

Cerrando los ojos

En la cama, y,

Entre la luz de la mañana

He murmurado un trozo

De los versos

De otro día:

Ojalá el tiempo

Se pudiese condensar

Produciendo gotas

De segundos plegados –

Y así, olvidar,

Olvidar tan sólo.

Porque los recuerdos

De esa vida otra

De esa que no podía ser

Y que en el fondo,

Tras las peleas, las discusiones

Y algunos malos momentos,

Tenía abrazos, besos

Y sonrisas suficientes

Para llenar una vida otra.

¡Tantos!

Que apenas ahora

Me los quito de encima.

Llegan envueltos,

En la mañana,

En el tiempo,

Siguiéndome huella a huella

En cada fracción de vida

Atrapándome,

Como en un parpadeo –

Ellos no fueron pedidos,

Se dieron,

Como se da cuado se tiene

Y se debe regalar

Y vuelven

Como cabellos enredados

Ya no en mi ropa,

Mi jersey, mi bufanda

O mis manos,

Sino en cada latir de corazón

En el tiempo,

Que se proyecta al futuro,

Pesado por la ausencia llena,

Por ver, cada mañana,

Sonrisas que no existen

Y besos que no serán ya más.